Largometraje de espíritu gamberro y extremado, pero inteligente y elegante, al estilo de los mejores cartoons de los años 40 y 50. Esto se traduce en una animación muy expresiva, agilísima e impactante —aunque resulte más cuidada en sus diseños de personajes que en sus fondos—, y en un permanente tono hilarante, para niños y adultos, pero con certeras reflexiones sobre las relaciones paterno-filiales, la adolescencia, la mentira, el racismo, la amistad y hasta la familia numerosa.
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ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Hotel Transylvania. |
SINOPSIS
Bienvenidos a Hotel Transilvania, el fastuoso resort de cinco “estacas” de Drácula, donde los monstruos y sus familias pueden darse la gran vida, libres de los entrometidos ojos de los humanos. Pero hay un pequeño detalle sobre Drácula que hay que saber: no solo es el Príncipe de las Tinieblas, sino que también es papá. Un padre sobreprotector de su hija adolescente, Mavis, para la que elabora complicadas historias de peligros que acechan con el objetivo de disuadir el espíritu aventurero de su niña. Como refugio para Mavis, construye el Hotel Transilvania, donde su hija y algunos de los monstruos más famosos del mundo pueden relajarse en paz y tranquilidad.
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CRÍTICAS
[Jeronimo José Martín – COPE]
Durante su primer fin de semana de exhibición en Estados Unidos, Hotel Transilvania recaudó más de 43 millones de dólares, estableciendo un nuevo record de apertura de una película durante el mes de septiembre, y superando a Los Pitufos —que recaudó 35.6 millones de dólares— como el mayor estreno de la productora Sony Pictures Animation. Se consolida así la sección de dibujos animados de la poderosa major, que ha competido en los últimos años con Pixar, Disney, DreamWorks, Blue Sky, Fox y el resto de la tropa gracias a películas tan divertidas y sólidas como Colegas en el bosque, Locos por el surf, Lluvia de albóndigas, la citada Los Pitufos, Arthur Christmas: Operación Regalo o ¡Piratas!, estas dos últimas en coproducción con la británica Aardman Animations Limited, los prestigiosos creadores de Wallace & Gromit.
El Hotel Transilvania es un fastuoso “resort de cinco estacas”, perdido en mitad de preciosos bosques, que el mismísimo Conde Drácula construyó hace siglos tras la traumática muerte de su esposa. En realidad, se trata de un refugio donde el sobreprotector Drácula educa a su hija Mavis, al tiempo que alegra las vacaciones de todos los grandes monstruos y sus familias: Frankenstein, el Hombre Lobo, la Momia, el Hombre Invisible, The Blob… Todo ello, a salvo de los peligrosos humanos, sobre cuyas supuestas maldades el Príncipe de las Tinieblas ha contado a su hija mil y una historias, a cuál más macabra y singular. Pero el caótico e hilarante equilibrio del Hotel Transilvania se tambalea durante la celebración del 118 cumpleaños de Mavis —convertida ya en una bella adolescente—, cuando cae por allí el humano Jonathan, un jovencito de 21 años, audaz y divertido, que se enamora de Mavis según la ve. Un sentimiento que se contagia a la propia chica.
Algunos críticos han reprochado que Hotel Transilvania tome prestados personajes y golpes de humor de otras muchas películas, tanto de animación como de acción real. Y, ciertamente, durante su metraje hay referencias, parodias y homenajes a los clásicos de terror de la Universal, a Woody Allen, a las sagas Crepúsculo y Shrek, a películas como Monstruos S.A., Monstruos contra alienígenas, Ratatuille… Como también es verdad que su guión es un tanto errático, y sufre varias caídas de intensidad, otro reproche que algunos han hecho a este filme. Pero lo cierto es que el conjunto no resulta para nada imitativo, ofrece numerosos golpes de humor muy divertidos y acaba teniendo personalidad propia, incluso en su empleo del 3D estereoscópico.
Seguramente, esto es así gracias a la labor de Genndy Tartakovsky, ruso afincado en Estados Unidos que debuta en el cine con este largometraje tras ganarse un merecido prestigio en el mundillo de la animación como creador del Dexter’s Laboratory y realizador de series televisivas como Las supernenas o Las guerras clones. Acierta especialmente Tartakovsky al trasladar a su largometraje el espíritu gamberro y extremado, pero inteligente y elegante, de los mejores cartoons de los años 40 y 50, con Tex Avery, Chuck Jones y Fritz Freleng como grandes referentes. Esto se traduce en Hotel Transilvania en una animación muy expresiva, agilísima e impactante —aunque resulte más cuidada en sus diseños de personajes que en sus fondos—, y en un permanente tono hilarante, para niños y adultos, pero con certeras reflexiones sobre las relaciones paterno-filiales, la adolescencia, la mentira, el racismo, la amistad y hasta la familia numerosa. En fin, muchas cualidades —como el excelente doblaje de Santiago Segura y Clara Lago en la versión española—, que elevan la calidad final de esta película aparentemente ligera y menor.
[Ana María Pérez-Guerrero, CinemaNet]
El Hotel Transilvania es un refugio creado por el Conde Drácula para que los monstruos y seres del mundo fantástico puedan descansar lejos de los ojos humanos. Como cada año, Drácula invita a sus amigos, Frankenstein y su mujer, El Hombre Invisible, La Momia y El Hombre Lobo, junto a su numerosa familia, al cumpleaños de su pequeña Mavis. Aunque, en esta oportunidad, se trata de una fiesta muy especial, pues la chica llega a su mayoría de edad (118 años) y quiere conocer mundo, tener nuevas experiencias. Algo que trae de cabeza a su sobreprotector padre, quien desea todo lo contrario para evitarle los sufrimientos de la vida. El día previo al evento, Jonathan, un humano joven, llega por error al hotel y, pese a los intentos del vampiro por echarlo de su establecimiento, su hija y el muchacho se enamoran. Así las cosas, Drácula debe encontrar la manera de impedir que la relación prospere y que Mavis se quede en el castillo.
Hotel Transilvania supone el debut de Genndy Tartakovski en la gran pantalla. Hasta ahora el director ruso, afincado en Estados Unidos, es conocido por ser el creador de las populares series de Cartoon Network, El laboratorio de Dexter (1996-2003) y Samurai Jack (2001-2004), así como por dirigir algunos episodios de Las supernenas (Craig McCracken, 1998-2005), entre otras producciones. En su primer largomentraje, Tartakovski deja buenas sensaciones, desde el punto de vista de la animación y la planificación de la cinta. Momentos como el de la fiesta en la que Jonathan hace de las suyas con un patinete, o reacciones alocadas de algunos personajes recuerdan la exageración y el humor tan propio de algunos de sus trabajos. El diseño de producción es bastante atractivo y, en concreto, la apariencia de los personajes recuerda la estética de otras producciones de Sony como Lluvia de Albóndigas (Philio Lord y Chris Miller, 2009).
No obstante, la película carece de ingenio. Su interesante concepto parece no haber dado el suficiente impulso a sus creativos para sacarle más provecho, cayendo en una convencional historia orientada a todos los públicos, en la que la esperada moraleja no es más que el peaje para que se etiquete como película familiar. Sin duda, esto se debe principalmente al guion, firmado por los veteranos guionistas de comedia Peter Bayham (Bruno, Borat, Arthur Christmas) y Robert Smigel (Zohan, licencia para peinar, 2008, y algunas shows de Saturday nigth live). Seguramente, los problemas de producción, que llevaron a que el desarrollo de la cinta se alargara hasta seis años y se cambiara de director en varias ocasiones, tuvieron que ver con un resultado tan light, en el que el humor es más bien tópico y orientado a los más pequeños, que incluye algún chiste escatológico y gags físicos. En cuanto a su premisa temática resulta muy similar a la de una de las tramas de Ice Age 4, respecto a la libertad que se debe dar a los hijos para que puedan conocer la vida y tomar sus propias decisiones. Asimismo, se apunta a la necesidad de diálogo y de apertura para conocer y aceptar a aquellos que son diferentes.
Lo que podría haber sido un film imaginativo y cargado de diversión no es más que una película estupendamente animada, con algunas bromas efectivas, como la alusión los films de Crepúsculo, pero bastante convencional. Probablemente entretendrá a los más pequeños y preadolescentes, aunque no tanto al sector más maduro de la audiencia.
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