Película entretenida que no recurre a burdas concesiones a la galería y está interpretado con gran vigor. Sobretodo por el siempre inmenso Liam Neeson. La película cuenta con constantes e impactantes secuencias de acción que sacan partido a las bellas localizaciones de la capital turca. El director, Olivier Megaton, adereza el conjunto con sencillas pero eficaces subtramas dramáticas, en torno a la unidad de la familia protagonista y a la degradación que genera el odio.
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ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título Original: Taken 2 |
SINOPSIS
En “Venganza: Conexión Estambul”, la secuela de Venganza, Bryan Mills (Liam Neeson) disfruta de unas vacaciones en Estambul cuando un grupo de sicarios intenta secuestrarle a él, a su ex mujer y a su hija. Kim (Maggie Grace), la hija de Bryan, deberá ser quien rescate esta vez a su padre y evite que los criminales se cobren venganza.
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CRÍTICAS
[Jeronimo José Martín – COPE]
Hace cuatro años gozó de un inesperado exitazo internacional la película Venganza, trepidante thriller de acción, dirigido por el francés Pierre Morel, y producido y coescrito por su compatriota Luc Besson, el más poderoso productor europeo de las últimas décadas. Ahora, Besson presenta la continuación, esta vez con el también francés Olivier Megaton (Colombiana, Transporter 3) tras la cámara. El resultado es menos rotundo, pero igualmente entretenido.
Desde que su hija Kim (Maggie Grace) fuera secuestrada en París, el ex agente de la CIA Bryan Mills (Liam Neeson) la protege todavía más y hasta reinicia sus intentos de reconciliación con su ex mujer Lenore (Famke Janssen), que acaba de romper con su segundo marido. Pero este buen rollo se rompe durante unas vacaciones de los tres en Estambul, cuando Bryan y Lenore son secuestrados por Murad (Rade Serbedzija), en venganza por la muerte de su hijo, a manos de Bryan, durante aquel secuestro de Kim. Ahora será la chica quien deba rescatar a sus padres.
Megaton se luce en las constantes e impactantes secuencias de acción, saca partido a las bellas localizaciones de la capital turca y adereza el conjunto con las sencillas pero eficaces subtramas dramáticas, en torno a la unidad de la familia protagonista y a la degradación que genera el odio. Todo es algo tópico, más o menos previsible, a veces demasiado inverosímil o violento, y menos contundente que en la primera entrega. Pero el filme resulta entretenido, no recurre a burdas concesiones a la galería y está interpretado con gran vigor, sobre todo por el siempre inmenso Liam Neeson.
[Enrique Almaraz – Colaborador de CinemaNet]
Bryan Mills, ex agente de la CIA, viaja por motivos laborales a Estambul, donde después de cumplir con sus obligaciones decide pasar unos días de vacaciones junto a su ex mujer Lenore y su hija Kim. Allí es localizado por un grupo de asesinos que pretenden vengar la muerte de un cruel secuestrador a quien Bryan mató en la primera parte. Habrá de ser Kim quien rescate a sus padres en medio de un peligro constante por las calles de la ciudad turca.
Se trata de la previsible continuación de la película Venganza. Si en la primera fue Pierre Morel el director, para llevar la batuta de esta segunda parte la elección ha recaído en Olivier Megaton. Eficaz en su línea, a la par que poco imaginativo e innovador, construye la película con las herramientas del género, aquellas que le proporcionan tanta acción como seguridad, hasta el punto que no es de extrañar que el subtítulo “Conexión Estambul” probablemente quede olvidado en favor del escueto e impersonal “2” del original después de “Venganza”.
La historia concede, eso sí, un plus de protagonismo al personaje de la hija de Bryan, Kim (Maggie Grace), obligada por las circunstancias a rescatar a sus padres de una muerte segura, siempre siguiendo las expertas indicaciones que le indica papi por teléfono. Un aprendizaje acelerado y en varias facetas – las lecciones de conducción para la joven, sin carnet, son mucho mejores que las de cualquier clase de autoescuela –, donde destacan como punto fuerte los trucos propios del trabajo ‘de campo’ de Bryan. El sentimiento de protección está presente en todo momento, si bien la equiparación con el otro padre, Murad Krasnigi (Rade Serbedja), dispuesto a vengar la muerte de su hijo secuestrador, pueda resultar desconcertante, casi ambigua, por las condiciones del producto a manejar.
La postura de Bryan frente a la de su enemigo es la de quien está de vuelta de todo, una actitud, por otra parte, comprensible, dadas la veteranía de su profesión y la quimérica posibilidad de convencerlo de sus razones. Pero sí, aun en la escasez de palabras que raya el silencio, hay buenos y malos y no estaría de más recordarlo. Tal muestra de su personalidad no contradice, sino más bien refuerza, la imagen del héroe solitario que Liam Neeson tanto frecuenta llegada la madurez de su carrera. No cabe duda de que el actor se siente muy cómodo en el género, donde transita por sus múltiples variantes: la saga galáctica y la del Hombre Murciélago conviven con su Hannibal Smith y su Bryan Mills sin problema alguno para la trayectoria de este reputado actor. En cualquier caso, su sola presencia ayuda a mantener la dignidad de un film de acción cuya única – y lograda – finalidad es el entretenimiento.
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