Gru 2 vuelve a proponer nítidamente fórmulas de dudosa corrección política: las niñas necesitan “una madre” y no un “progenitor B”, y quieren una familia completa, con padre y madre felizmente casados. Y todo se cuenta con la misma ternura de la que hicieron gala en la primera entrega y que aquí vuelve con nuevos matices en torno a la cuestión de la maternidad.
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ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Despicable me 2.
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SINOPSIS
Gru es uno de los mayores supervillanos del mundo, pero ha decidido dejar atrás su carrera de maldad para convertirse en el papá perfecto. Mientras lo intenta, es reclutado por una organización anticriminal y supersecreta. De pronto, pasa a estar del lado de los buenos y a echarles una mano para salvar el mundo. Pero ahora el exmalvado se enfrenta a otros problemas más cotidianos: mantener a tres niñas e invitar a una mujer a cenar, lo que le saca totalmente de sus casillas.
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CRÍTICAS
[Juan Orellana, COPE]
Tras el éxito de la primera entrega de Gru. Mi villano favorito, su productora Illumination Entertainment, bajo el paraguas de Universal Pictures, se ha lanzado a una segunda parte en clara continuación argumental con la primera. Ahora, el villano Gru es un buen padre de familia que empieza a plantearse si sus tres hijas adoptadas no necesitarán también una madre. Este es el telón de fondo capriano de una intriga en la que Gru ayuda a la torpe agente Lucy —de la Liga Internacional Antivillanos— en su misión de descubrir a un malvado desconocido que trata de manipular genéticamente a los minions para convertirlos en un ejército de monstruos letales.
Esta película, realizada entre París y Los Ángeles, está dirigida por los mismos que firmaron la primera entrega de Gru: el parisino de adopción Chris Renaud —que ha pisado por todos los suelos de la animación: Marvel, DC Comics, Fox Animations, Disney Channel, Sony Animation…—, y el francés Pierre Coffin, de larga trayectoria en animación en Francia. A pesar de tener ya hecho el diseño de personajes de la primera película, han tratado de no repetir mecánicamente la fórmula y aportar cosas nuevas.
Para ello la productora ha contado con los guionistas Cinco Paul y Ken Daurio, que además de la primera entrega de Gru, son responsables de los guiones de Lorax: En búsqueda de la trúfula perdida, Horton, y de innumerables iniciativas (musicales, canciones, cortos…). Será porque se conocieron en una parroquia, o no, pero lo cierto es que el guion de Gru 2 vuelve a proponer nítidamente fórmulas de dudosa corrección política: las niñas necesitan “una madre” y no un “progenitor B”, y quieren una familia completa, con padre y madre felizmente casados. Y todo se cuenta con la misma ternura de la que hicieron gala en la primera entrega, y que aquí vuelve con nuevos matices en torno a la cuestión de la maternidad. A esto se añade la desbordante simpatía de los minions, que llenan la película de divertidos gags, y es en donde reside el punto de fuga cómico del filme.
Hay que añadir que el doblaje en castellano, realizado por Florentino Fernández (Gru) y por Patricia Conde (Lucy) es excelente, y los números musicales de los minions son sencillamente antológicos.
[María Bofarull, TAConline]
Era de esperar que con una recaudación de más de 540 millones de dólares en su primera parte, Universal Pictures e Illumination Entertainment se lanzaran a producir una segunda aventura del villano más entrañable de sus estudios.
La dirección del film vuelve a estar en manos de Pierre Coffin y Chris Renaud, y también repiten como guionistas Cinco Paul y Ken Daurio, por lo que se podía esperar una continuidad lógica tanto en la calidad como en la trama de la película. Sin embargo, el gran perdedor de esta segunda entrega es el guión, que se vuelve un poco predecible a pesar de introducir algún giro inesperado. El humor gana terreno en esta secuela, en detrimento de la fuerza y el gancho de la historia de su predecesora.
Quizá la culpa de que el guión no esté a la altura la tenga el protagonismo excesivo que se le da a los minions, en origen concebidos como personajes secundarios para aportar toques de humor mientras que, en esta ocasión, casi todo el peso del humor recae sobre ellos. Por un lado, los ayudantes amarillos del exvillano harán las delicias de los más pequeños con básicos como golpes, ruidos y caídas que arrancarán más de una carcajada. Por otro lado, el toque ácido de Gru se ve algo menguado, pero los adultos agradecerán que no haya desaparecido del todo.
No sería justo no hacer una mención al diseño del mundo que rodea esta aventura. Yarrow Cheney y Eric Guillon (también trabajaron en la primera parte y además coincidieron en Lorax) crean un universo lleno de color y luz. Todo el film desprende tonalidades muy vivas y agradables, incluido el escondite secreto de Gru, que en la entrega anterior era más un bien un lugar oscuro y tétrico y ahora es una alegre fábrica de mermeladas, un poco al estilo de Charlie y la fábrica de chocolate.
Ha pasado un tiempo desde que Gru decidiera colgar la capa de villano y dedicarse a su nueva familia. Todos los personajes muestran una evolución lógica. A Gru se le ve totalmente adaptado, encantado e incluso conformado con su papel de padre de familia. Las niñas han crecido hasta el punto de que Margo vivirá su primer amor y la mediana, Edith, está pasando por una fase de rebeldía. Mención aparte merece la pequeña Agnes, su candidez atrapa y cautiva al espectador y mantiene unida a la familia, sin duda es uno de los pilares de la película.
Además, aparecen varios personajes que plantean nuevas tramas: la compañera de trabajo de Gru, Lucy, y el primer amor de Margot, Antonio, harán que el protagonista se tenga que enfrentar al tema de las relaciones. Por un lado, deberá aceptar que Margot ya no es una niña y está preparada para empezar a salir con chicos. Por otro, deberá analizar y resolver cuál es la verdadera razón por la que no le interesa comenzar una relación con una mujer.
A pesar de no ofrecer tramas tan originales como la primera Gru, mayores y pequeños disfrutarán con los nuevos conflictos a los que deberá enfrentarse el protagonista, que no hacen más que reforzar lo que ya vimos hace tres años y es que la fuerza de este exvillano reside en su humanidad.
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