David Foster Wallace fue un escritor norteamericano que saltó a la fama con su novela La broma infinita, considerada una de las obras magnas de la literatura en lengua inglesa del siglo XX. Esta película reproduce los días en que acogió en su casa a un peridista de la revista Rolling Stone y la larga conversación que mantuvieron.
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ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título Original: The End of the Tour |
SINOPSIS
La entrevista que el ya famoso escritor David Foster Wallace concedió al reportero de la revista Rolling Stone David Lipsky en 1996, justo después de ser publicada su gran novela “La broma infinita”, se desarrolla a lo largo de un espacio temporal de varios días y entre la casa campestre del autor y parte de su gira promocional.
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CRÍTICAS
[María del Pilar Madrigal y Alós. Colaboradora de Cinemanet]
Es ésta una película maravillosa. No suelo comenzar por el final pero esta vez merece un pequeño homenaje. El guion se ha centrado en el acercamiento que el periodista David Lipsky tuvo con David Foster Wallace, primero por recomendación de su novia y después decidido a innovar el repertorio de la revista para la que trabajaba. Rolling Stone está especializada en música y cultura popular, no suele tratar literatura, su reto estaba en conseguir que su jefe le diera luz verde para hacer una entrevista atípica a un autor más atípico aún.
En medio del hermoso campo nevado de Illinois se produce el encuentro entre ambos. David Foster Wallace, que era profesor de escritura creativa en la Universidad Estatal de ese estado, aquí representa esa mal llamada América profunda. Una casa aislada en la naturaleza, la compañía de un par de perros grandes y tranquilidad para escribir. El contraste con el nervioso periodista recién llegado de New York es uno de los atractivos de esta larga conversación de días y convivencias varias.
Dos hombres que comparten una formación muy cuidada, cultura a raudales y el amor por las palabras. Lo que empieza como una serie de preguntas del periodista al escritor famoso sobre su obra y su vida da paso a muchos detalles de amabilidad de Wallace con su invitado. Vas cogiendo cariño al gran hombre que en las distancias cortas es tímido, profundo en sus sentimientos y muy claro al expresar sus ideas. Desarma a su entrevistador, que ve tanto de su alma en aquellos días como para acabar casi sintiendo celos de su talento.
Uno de los placeres de esta película consiste para el espectador en sentarse en la oscuridad y observar cómo interactúan los protagonistas desgranando temas importantes. Deseas tener una grabadora a mano para recordar las frases, poder volver a las ideas expresadas y paladearlas. Los buenos escritores tienen mucho dentro, lo han tamizado bastante a través del cerebro y suelen poder expresarlo de manera directa. Eso es lo que ves en esta gran película en formato sencillo. Incluso la manera de rodar es cercana, los actores no parecen maquillados, ni vestidos con nada especial, quizá por esa humildad en las formas te concentras tanto en el fondo. Son personas muy normales en apariencia pero muy excepcionales en su interior. Hablan, en una casa repleta de libros y objetos desordenados, sonrío recordando esos momentos en los que sacas algo de la librería, cuadernos y papeles, dejas un jersey sobre un sillón y un vaso sobre la mesita y todo parece haber cobrado vida propia y haber salido de su orden habitual…así vivía Wallace y ofreció a Lipsky, le regaló, su intimidad, literalmente.
La cámara rueda con mucho movimiento, muchísima luz natural (estamos tan acostumbrados hoy en día a los efectos especiales o retoques digitales qu es un regalo relajarse y estar con ellos mientras conversan sobre casi todo) Todo encaja en una vida normal de clase media; es muy norteamericana la forma de viajar, comer, salir o divertirse de los personajes de la película. Nada es sorprendente, todo fluye, recuerda nuestras vidas en muchos momentos, no hay artificios.
¿De qué hablan tanto?, del autor famoso y su obra, del autor en ciernes y su vida, de la labor de escribir, las frustraciones paralizantes por momentos, amores, amistades, trabajos, éxitos y rotundos fracasos entrelazados con viajar, comer, dormir y hacer amistades. La vida misma pero…y es un pero con valor extra, expresado por profesionales del pensamiento y la escritura. Eso es luminoso por momentos. Piensan mucho, y también llegan a conclusiones muy acertadas. Y da ternura lo humanos que somos todos, son muy reconocibles las preocupaciones, los deseos, las ilusiones, los sueños.
Una película hermosa y muy llena de vida (aunque contenga un dato dramático de muerte, que tratan con una gran delicadeza). Han escogido el pensamiento, la palabra y el trato humano. Puedes ver el mucho trabajo que da llegar a realizar una obra de arte. Y el precio de desgaste personal del autor que deja parte de él mismo en lo que hace.
Las interpretaciones son excelentes en los dos protagonistas. Jason Segel, un actor más visto como secundario que como principal, aquí está fantástico. La caracterización en el look real de David Foster Wallace es muy creíble y destila talento en cada escena. Parece tan auténtico en todo…que no percibes la labor de interpretación, ves al escritor y sus rarezas. Eso al principio, muy pronto pasas a ver al hombre valioso, lleno de sentimientos y con un corazón enorme. Jesse Eisenberg es muy conocido, no suele cambiar su registro, que encaja bien en este caso. Hacen un guiño muy gracioso al principio cuando busca información en internet, hace que lo recuerdes en su papel de creador de Facebook.
Todo construye un marco ideal para que esperes con interés esos días de conversaciones entre los dos hombres de letras. Es lo mejor. No voy a desvelar más, la riqueza de este trabajo está en las palabras, en su manera de pensar los hechos, en los ideales que subyacen entre lo aparentemente más cotidiano y hasta vulgar ¡Que la disfruten!
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