Sinopsis
La guerra no acaba cuando se firma la paz. Cuando Alemania se rindió en 1945, en la costa occidental danesa comenzó otra dura batalla: la de los jóvenes soldados alemanes que fueron obligados a retirar miles de minas plantadas en la arena por el ejército nazi. Martin Zandvliet muestra el maltrato infligido a esos prisioneros, un oscuro episodio de posguerra poco conocido.
Crítica
Bajo la arena
[Guadalupe Belmonte. Colaboradora de CinemaNet]
Cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo en cuanto a cine bélico, el director danés Martin Zandvliet nos sorprende con una impactante película sobre uno de los oscuros hechos que sucedieron tras la 2ª Guerra Mundial. Land of mine es una película inesperada que trata grandes cuestiones, como el odio y el resentimiento fruto de la guerra con un fondo histórico poco conocido.
No se suele decir en los libros de texto del colegio -ni siquiera en la universidad- que más de dos mil prisioneros alemanes fueron obligados por las potencias aliadas a retirar más de dos millones de minas colocadas por los nazis a lo largo de la costa danesa, y menos aún que muchos de esos prisioneros de guerra solo contaban con 15 o 18 años. Aquí el monstruo no es Alemania sino los ejércitos inglés, americano y sobre todo danés, que no reparan en crueldad a la hora de la venganza.
Esta crueldad, indigna de las guerras contemporáneas, debería haber sido evitada por la Convención de Ginebra, tratado firmado en 1929 que prohibía emplear en actividades peligrosas a prisioneros y rehenes de guerra. A pesar de eso, estos soldados fueron calificados como “personas que se entregaron voluntariamente al enemigo”, es decir, soldados rendidos, y así la ley se esquivó.
En la cinta de Zandvliet, áspera y llena de tensión, vemos cómo se adiestran catorce chicos para la desactivación de minas anti-persona, y cómo son enviados sin piedad, durante más de tres meses, a una espléndida playa de arena blanca bajo la que les espera una muerte casi segura. El sargento danés Rasmussen, veterano de guerra y tremendamente herido por el rencor hacia los alemanes, será su capataz. Las condiciones a las que se enfrentan los muchachos son inhumanas; la higiene, pobre, y la comida, escasa.
La crueldad, la rabia y el miedo son sentimientos patentes en cada minuto. Los sueños por volver a casa de los jóvenes se derrumban día a día, muerte tras muerte, y lo único que les da fuerza para continuar el trabajo es la esperanza de reconstruir su vida y su patria. Todos tratan de ser fuertes, sostenidos en la ilusión de ver a sus madres de nuevo, pero saben que la mínima distracción puede ser fatal.
Al inicio vemos a estos chicos con rostros jovencísimos e inocentes, que apenas han luchado en la guerra y se enfrentan con pánico a una situación que no logran comprender. Poco a poco, nos damos cuenta de la magnitud de su lucha, de la historia de supervivencia y perdón, del dolor de las víctimas de los nacionalismos…
Land of mine es, sobre todo, una historia de compasión. Destaca especialmente la redención que experimenta el duro sargento danés al descubrir que sus prisioneros, en quienes se quería ensañar, no son más que niños que pagan la deuda de una Alemania que les ha dado la espalda.
El reparto de jóvenes actores es impecable, completamente tierno, y arroja mucho dramatismo a la acción. Del mismo modo, la fotografía y la música son completamente acertadas, elegantes y de mucha tensión. El sol caliente y constante de la playa hace de contrapunto frente a las tinieblas de la guerra y el corazón de los protagonistas. Una película dura para comprender el trasfondo humano de los conflictos bélicos y una de las venganzas que se cobraron Estados Unidos y las demás potencias sobre el pueblo alemán.
[Josan Montull. Colaborador de CinemaNet]
Si la guerra siempre ha sido una fuente de inspiración inagotable para el cine, su tratamiento en la pantalla ha sido tomado desde muchas perspectivas. Land of mine es una obra interesantísima que explora la humanidad o inhumanidad de unos personajes marcados por el odio con la guerra a pesar de que ésta ya haya terminado.
El argumento está tomado de un hecho histórico. En Mayo de 1945 un grupo de soldados alemanes es conducido hasta una playa en la que hay miles de minas que han diseminado los nazis. En una situación de humillación total estos muchachos -algunos casi unos niños- son obligados a arañar la tierra de la playa para descubrir y desactivar las minas que encuentran; claro que en alguna ocasión la propia impericia de los chavales hace que sean víctimas de estas bombas y alcancen la muerte o la mutilación.
Al mando de esta operación cargada de sadismo está el sargento Rasmusen, un hombre que siente un profundo odio a todos los alemanes tras haber sufrido cinco años de ocupación nazi en su país. La relación de este cruel soldado con los adolescentes que se juegan la vida desactivando las bombas que sus compatriotas han dejado constituye el eje de la película.
En su tercera película el director danés Martin Zandvliet hace una disección moral de sus personajes desde la primera escena: una columna de soldados alemanes son conducidos escoltados y rotos a un destino incierto. El sargento Rasmusen, que ve cómo uno de esos solados lleva una bandera danesa, se abalanza sobre él y le da una paliza sin piedad.
En la segunda escena aparecen los diez adolescentes encargados de desactivar las minas. La vida de esos chicos no le importa a nadie; no les ven como a personas, son puros instrumentos para desactivar bombas; si uno muere, se busca a otro; si uno queda mutilado, se le deja morir.
Pero en los ojos de esos adolescentes se refleja el miedo, la incertidumbre, la soledad y la impotencia de los vencidos. Son huérfanos de todo, no tienen a nadie, sólo tiene enemigos. Y ahí está el drama moral que nos muestra la película; la guerra lo ha cambiado todo. Nada que ver la ferocidad de Rasmusen con la civilizada y libre Dinamarca que soportó el horror de la ocupación alemana, nada que ver los adolescentes germanos con la crueldad de sus compatriotas nacionalsocialistas. Todo ha cambiado cambiado por la guerra, no hay buenos y malos, todos son víctimas del odio. Todo está preparado para que el rencor y la sed de venganza se ceben en unos críos del bando perdedor.
La relación de este sargento sediento de venganza con esos inofensivos críos va evolucionando. Las bofetadas y los castigos que infringe Rasmusen a los asustados chavales van dando lugar al diálogo y los detalles de carácter humano. Entre los adolescentes alemanes y el soldado danés habrá, a pesar de todo, una búsqueda de los resquicios de humanidad que queden en ellos y que la guerra no haya podido destruir del todo.
Desde el brillante arranque la película atrapa al espectador y le obliga a asistir a una dura reflexión sobre la inhumanidad y la inutilidad de los conflictos bélicos. El enemigo es un ser humano, nos dice el director, y si no hay intentos de reconciliación la guerra siempre se pierde, aunque se sea del bando vencedor.
Con un guión muy bien trabado y unas interpretaciones convincentes, Land of mine es una excelente película antibelicista, que defiende brillantemente la permanente búsqueda de la paz. Zandvliet nos ofrece un film apasionante, entretenido, tenso y profundo…un film que invita a mirar a los ojos a los seres humanos para buscar las brechas en la que asoma la bondad.
Ficha técnica

- Título Original: Under sandet
- Dirección: Martin Zandvliet
- Guión: Martin Zandvliet
- País: Dinamarca
- Año: 2015
- Duración: 100 min. min.
- Género: Drama bélico
- Interpretación: Roland Møller, Louis Hofmann, Mikkel Boe Følsgaard, Laura Bro, Joel Basman, Oskar Bökelmann, Emil Buschow, Oskar Buschow, Leon Seidel, Karl Alexander Seidel, Maximilian Beck
- Productora: Amusement Park Films / Nordisk Film
- Música: Sune Martin
- Fotografía: Camilla Hjelm
- Estreno en España: 10 de marzo de 2017