Yesterday

Guillermo Altarriba

Director de contenidos de CinemaNet. Periodista y politólogo por formación, dibujante y cinéfilo por vocación. Creo que pensar el cine para cambiar el mundo es una meta difícil y loca: por eso vale la pena dedicarle tiempo y esfuerzo. VTR.

Los ingleses utilizan el término high-concept movie para definir aquellas películas cuyo gancho es una premisa excitante, que se puede resumir en una frase breve o en una pregunta impactante. “¿Y si pudiéramos clonar dinosaurios?” da lugar a Jurassic Park, mientras que “una película donde las emociones tienen vida propia” resume el argumento de Del revés.

Yesterday es, en este sentido, una high-concept movie de manual. Su gancho es la pregunta “¿y si todo el mundo se olvidase de los Beatles y solo un músico en el planeta recordase sus canciones?”. En la nueva película de Danny Boyle, este músico es Jack Malik -interpretado por Himesh Patel-, protagonista de una comedia romántica más bien normalita.

Los espectadores somos testigos de cómo Jack pasa del anonimato y el fracaso al mega-estrellato. De no reunir a más de una docena de personas en un pub de mala muerte a llenar estadios, tocando himnos como Here comes the sun, Let it be o Yesterday, que da nombre a la película. Todo el mundo está convencido del talento infinito de Jack… menos él mismo, que sabe la verdad.

Este dilema dibuja el conflicto central de la película, basado en la sinceridad por partida doble: con los demás y con uno mismo. Jack miente a sus fans haciéndoles creer que él ha escrito todos los himnos de los Beatles, pero también se miente a sí mismo acerca de la relación que quiere tener con Elie.

A priori, no parece un mal planteamiento, pero el problema -o así lo viví yo en la sala de cine- es que Jack es un personaje egoísta, blandengue y desagradable. Esto no sería malo per se, pero sí si el objetivo es que empaticemos con él y nos identifiquemos con su situación. Al final, el previsible guion se resuelve como por arte de magia.

Esto lastra el resultado final de una película -a pesar de todo- muy disfrutable para los fans de los Beatles, que vivirán la película como el homenaje que es. Al final, el núcleo de la película es una frase que se dice durante el metraje: “un mundo sin los Beatles es un mundo peor”.

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