Sinopsis
La historia de Robbie Williams, uno de los mejores artistas del mundo, las experiencias que lo convirtieron en quien es y los demonios con los que luchó tanto dentro como fuera del escenario.
Crítica
Better Man | Valiente, fresco y excitante Robbie de CGI
Por fin, con todos ustedes, ¡el biopic de Robbie Williams! Con este nombre conocemos a uno de los mayores artistas musicales de la historia, aunque él siempre lo haya despreciado, o más bien a los límites que le ha empujado a cruzar. Better Man es por su originalidad, atrevimiento y sinceridad, entre muchas otras virtudes técnicas, uno de los mejores biográficos que ha parido el cine.
Propuesta diferente
Algo ya se intuía cuando se anunció al famoso simio como caracterización del cantante. Pero hace falta entrar de lleno en la película para darse cuenta de que la frescura de la obra huye mucho más aún de lo convencional del subgénero. Lejos de forzar la mofa, la experiencia cinematográfica es inmersiva de principio a fin, manteniendo un pulso dramático encomiable durante gran parte del metraje. Alguna parada de repostaje tiene, pero no merma en absoluto un conjunto digno de aplauso.
El reconocible talento de Michael Gracey con los musicales (El gran Showman) aparece propicio a una decidida y tantas veces temeraria mirada a la figura de Williams, desde los consumados frentes hasta los más novedosos. Esa elección creativa del mono por CGI es un brillante acierto para fijar el foco en una humanidad más integral. Persona y personaje van aquí más allá y terminan siendo un cuadro de innumerables matices literales y metafóricos. La cinta no se deja nada en el tintero, resultando en ocasiones incluso salvaje, siendo algunas de estas parcelas muy parecidas a las de la superlativa Rocketman de 2019, notándose en ambas la evidente participación de los artistas.
Criminal animalización
Si nos acercamos a cómo Robbie, director y guionistas plasman en Better Man el viaje del niño al Olimpo de los dioses, debemos apelar a la espléndida óptica antropológica del simio hecho por ordenador. Éste nos evoca simbólicamente a una evolución madurativa truncada en la vida del famoso. La prometida gloria no cubre las carencias en la moralidad del acto. Dinero, poder y devoción fan no tapan que esa primigenia llamada al ser en plenitud tergiversó su natural lenguaje. Por tanto, el surrealismo propio a la imagen del primate nos facilita una adecuada reflexión sobre el autoanálisis y la autocrítica de un personaje respecto a su percepción interior y exterior, en este caso la popular hasta límites de máxima celebridad.
Siguiendo esta línea, sobrepasamos la constante conectividad narrativa entre Robbie y su peludo alter ego, simulada a través de impulsos animales dados a la ira y las adicciones, y llegamos a la careta que precisamente caricaturiza. Ese tipo que debe dar mucho más que geniales canciones, pues la fama exige constante innovación en la performance, una exagerada teatralidad para cada escenario. Este punto recuerda tanto al biográfico de Elton John como a Madre, donde esa perversa figuración de Dios creador padece de ávida atención del público.
Todos estos perfiles que parecen dirigirse a la glorificación están obviamente abocados al fracaso. Somos seres de barro vestidos de chaqué, y el Robbie Williams ficcionado se sume en un duro y eterno combate por la salvación del niño que fue, inocente y soñador, esperando la aprobación del padre y construyéndose ese desdoblamiento identitario para suplir el amor arrebatado. He aquí la raíz del trauma que bien se refleja en Better Man. Clásica y trillada, pero realista al fin y al cabo.
La faz más obvia la da la crítica a la cultura pop que exprime el alma para encontrar un producto de masas, una infamia edulcorada en las fotos de las industria discográfica. Este simio es aquí fruto de la deshumanización de la persona, recreada a placer del entretenimiento del circo.
Cúmulo de virtudes
Este biopic está narrado con corsé formal del meteórico ascenso de la estrella musical, que encuentra en sus traspiés la lógica convencional y en el progresivo aumento de fantasmas su punto más creativo y acertado. Los demonios irán creciendo en número como ramificaciones de las porciones de humanidad que vaya sacrificando el mono Williams.
Como decía, el hecho de representar al cantante como un mono no solo es una inusual inspiración, la clave aquí está en abrazar con efectividad el espíritu de Robbie, que pone su voz en la narración y el canto. De hecho, olvidas por completo que estás viendo al simio, puesto que las esencias del artista permanecen intactas.
Y todo este derroche de significación existencialista avanza frenéticamente como corazón arropado por una producción visual riquísima y pulida. La técnica hace perfecto mix con la puesta en escena, una suculentas secuencias de baile, números y coreografías. En cierto momento puede parecer que trivializa la raíz trascendental del asunto, pero queda en eso, apariencia.
Estamos ante una de las mejores entregas de 2024, uno de los grandes biopics que se recuerden, cuya vara de medir la cuestión es impecable. No edulcora, idealiza ni victimiza, realiza un valiente trabajo introspectivo y crítico. Better Man es genuina en lo que realmente importa. Vivir la vida señores, como se puede y bien rezaba el bueno de Sinatra: My way.
Ficha técnica

- Título Original: Better Man
- Dirección: Michael Gracey
- Guión: Oliver Cole, Simon Gleeson, Michael Gracey
- País: Australia
- Año: 2024
- Duración: 131 min.
- Género: Drama, musical, biopic
- Interpretación: Robbie Williams, Jonno Davies, Damon Herriman, Alison Steadman, Anthony Hayes, Steve Pemberton, Kate Mulvany
- Productora: Footloose Productions, Zero Gravity Management, Showman, RagBag Pictures, Partizan, Roadshow Films, Rocket Science, Sina Studios
- Música: Batu Sener
- Fotografía: Erik Wilson
- Estreno en España: 1 de enero de 2025